Los dilemas éticos de la era digital
El análisis de distintos estudios con respecto al uso de Internet y redes y la información falsa y riesgos que circulan.
Los cambios tecnológicos que están ocurriendo son profundos, acelerados y afectan todos los órdenes de nuestras vidas. Las redes sociales, la robótica y la inteligencia artificial despiertan fuertes debates éticos de cara al futuro ya que aportan enormes ventajas y beneficios pero también presentan riesgos.
El desarrollo tecnológico nos ha permitido resolver problemas que parecían insuperables hace años pero han surgido otros desafíos y amenazas. El neologismo “post-humano” que se ha acuñado en las últimas décadas, es indicativo de la naturaleza disruptiva de esta trasformación.
Las redes sociales ya forman parte integral de nuestras vidas. Un 91% de los argentinos utiliza WhatsApp, 76% Facebook y 49% Instagram. En cuanto a las ventajas de las redes un exhaustivo estudio nacional del Consejo Económico y Social realizado por UNTREF nos muestra que para la población sus principales beneficios son la facilidad que brindan para estar comunicados/conectados (80%), para mantenerse informados (63%) y su utilidad para el trabajo (29%). Con respecto a los aspectos negativos aparecen la desinformación/noticias falsas (52%) y los delitos y estafas/robo de datos personales (51%) en primeros lugares, seguidos por las expresiones de discriminación y odio (41%) y acoso 32%. Dada la importancia de estos tres factores nos enfocaremos en ellos en esta nota.
Una investigación reciente de la red de consultoras WIN y Voices en Latinoamérica realizada en ocho países incluyendo Argentina revela que la desinformación es considerada un problema importante para el 73% de los entrevistados y la amplia mayoría la percibe como una amenaza para la democracia, para el proceso electoral y creen que contribuye a la polarización. Es que la desinformación y las noticias falsas ya son parte de la vida cotidiana: 5 de cada 10 latinoamericanos reconocen encontrarse, todos o casi todos los días, con información falsa o que tergiversa la realidad. Y estas cifras se replican en Argentina. Paradójicamente, frente a la preocupación que genera el tema, es relativamente baja la concreción de acciones de los mismos usuarios para minimizarla, como consultar otras fuentes.
Los ciudadanos tienden a ver el problema de la desinformación como complejo y multicausal, ya que hay una gran variedad de actores que emiten información. En este contexto, valoran y confían mucho en los actores informales como la familia, amigos o personas como ellos (9 de cada 10 así lo sostienen) y también creen en los colegios, universidades y los motores de búsqueda de internet (77%). Luego le siguen en confiabilidad la radio (69%), YouTube (56%) y la televisión 52% mientras solo el 42% confía en Facebook, 35% en LinkedIn y 32% en Twitter, 28% en TikTok y 10% en los políticos.
En cuanto a la evaluación del trabajo de los distintos actores en el combate contra la desinformación aquí nuevamente los ciudadanos son críticos pero surge un dato interesante que representa una gran oportunidad y es en el ámbito educativo: los colegios y las universidades son los actores formales exceptuados de la crítica. La información que generan resulta confiable y se cree que pueden tener un espacio en la lucha contra la desinformación.
Otro sondeo de WIN y Voices sobre privacidad de los datos a nivel global cubriendo 39 países muestra que al 45% le preocupa compartir su información personal digitalmente y son cada vez más los delitos informáticos denunciados por los ciudadanos a nivel mundial.
En Argentina, por ejemplo, hay un 48% que señala haber recibido correos electrónicos de compañías con las que no ha tenido contacto previo. El spam sigue a la cabeza cuando se analizan distintos tipos de agresiones digitales. Por otro lado, con menor porcentaje el phishing también parece ser una práctica común a nivel mundial, a través de la cual los individuos sufren un uso indebido de sus datos.
Un 33% de los encuestados en este sondeo global señalaron haber recibido correos electrónicos fraudulentos solicitando información personal como detalles de su cuenta bancaria, en Argentina 27%. Acciones aún más agresivas como la filtración de datos personales, el hackeo financiero y hackeo de correos electrónicos es de alrededor del 12% mundialmente y del 10% en Argentina.
Otro problema es el de circulación de discursos agresivos y/o de odio. Según el estudio nacional del CES el 64 % de los argentinos considera que la forma en que las personas se dirigen a otras en redes es agresiva y la mitad experimento episodios agresivos o acoso en redes en el país, cifra que alcanza al 68% de las mujeres más jóvenes entre 18 y 29 años.
Entre los motivos a los cuales mas vinculan la agresión recibida aparecen en primer lugar su género, seguido por el aspecto físico y su orientación política.
En cuanto a la responsabilidad de los contenidos que circulan en redes interesa destacar que se considera que la misma es compartida por todos: usuarios, empresas y estado (41%), mientras un 26% responsabiliza a las empresas/plataformas porque son las que administran y publican y un 22% a los usuarios porque son los que elaboran los contenidos que comparten y un 8% al estado. Y es muy la importancia que los argentinos dan a la libertad de expresión en el entorno digital. Para 8 de cada 10 argentinos se trata de un derecho importante y señalan la importancia de ser libres de manifestar sus opiniones políticas y críticas a los gobiernos sin que estos puedan impedirlas.
La relación con internet y la tecnología es compleja: por un lado las personas sienten que internet les abruma la vida y que suele generarles stress y ansiedad pero esto se mezcla con el reconocimiento de su alta funcionalidad en la vida cotidiana. Sus ventajas son enormes y debemos poder resolver sus amenazas. En última instancia abordar estas problemáticas y la inteligencia artificial requiere un enfoque amplio que implique a individuos, gobiernos, educadores, empresas de medios y plataformas de redes sociales. Todos tienen un papel que desempeñar en la promoción de una cultura de la veracidad y responsabilidad de contenidos.
Presidente de Voices! Miembro de la Academia Nacional de Ciencias Morales y Políticas y de la Academia Nacional de Educación