Día del Amigo: dos historias que celebran la unión y tradición de los argentinos
Desde los típicos asados de domingo hasta rituales más particulares, la amistad en el país suele estar atravesada por una mesa compartida. En esta nota, cómo Cinzano se transformó en la clave de estos encuentros.
En la Argentina, la amistad representa un valor cultural profundamente arraigado. Cada 20 de julio, gracias a una idea del odontólogo argentino Ernesto Febbraro, se celebra el Día del Amigo. Inspirado por la llegada del hombre a la Luna en 1969, este profesional propuso la fecha como símbolo de la unión entre las personas.
La propuesta fue bien recibida y, con el tiempo, se instauró no solo a nivel local sino en otros países. No obstante, en esta tierra es donde más se valora la amistad, de acuerdo con un estudio realizado por la consultora Voices. Es por eso, tal vez, que esta jornada se ha convertido en una oportunidad para celebrar esos lazos que se fortalecen con el tiempo.
En este contexto y con el fin de festejar una fecha tan especial, Cinzano, el vermut líder de la categoría que acompaña juntadas de amigos hace décadas, conecta dos historias que reflejan el valor de la amistad, las risas y el disfrute.
Cabe destacar que el vermut como aperitivo ha sido parte de los rituales desde tiempos inmemoriales, pero desde 1925 Cinzano está presente en la mesa de los argentinos. Ya sea en reuniones familiares o juntadas con amigos, esta bebida se ha convertido en uno de los preferidos que trasciende edades y géneros.
El Loco de Baradero y su botellón de tapitas
Una de las historias que reflejan el valor de la amistad es la de Daniel Sassone, conocido como el Loco en Baradero. Se trata de un personaje muy querido en su comunidad que organizaba reuniones dominicales en su casa, donde disfrutaba de asados junto a sus amigos mientras veían las carreras de TC y compartían una copa.
“No podían faltar el Cinzano Rosso, la soda, el hielo y la comida: era una cita impostergable”, recuerda Patricio Doppeler, un amigo de Sassone.
La historia cuenta que, en uno de esos encuentros, comenzaron a juntar tapitas de Cinzano en un botellón de vidrio, símbolo de las numerosas reuniones y la unión entre amigos. Siete años tardaron en llenarlo. Desde 2003 al 2010, recolectaron 1.277. Este recipiente, que fue un regalo de casamiento para Daniel y su esposa Leticia, se convirtió en un emblema de la amistad y los momentos compartidos.
Tras el fallecimiento de Sassone en 2021, su legado sigue vivo a través de su familia. Su viuda y sus hijas, Magalí y Milze, continúan la tradición de recibir a los amigos, siempre acompañados de Cinzano. En tanto que el botellón lleno de tapitas representa un testimonio del tiempo vivido y la fuerza de la amistad en este grupo.
El evangelio del Cinzano
Otra historia relacionada con este aperitivo es la de Alejandro Pesquera, un productor de seguros de 37 años que se convirtió en un verdadero evangelizador del vermut entre sus seres más cercanos. De hecho, él había descubierto el Cinzano a través de un amigo de su tío y, desde entonces, no falta en ninguna de sus reuniones.
“Este vermut tiene el equilibrio perfecto entre amargor y dulzura; por eso, yo lo tomo con soda. Para abrir el apetito en nuestras juntadas, siempre tiene que estar”, revela el protagonista de esta historia, destacando la versatilidad de la bebida.
Las reuniones típicas de este grupo incluyen fútbol, cartas, asados y, por supuesto, un vermut con picada. “Tengo un montón de críticas para ellos, pero siempre estamos el uno para el otro”, destaca sobre su amistad.
Por último, cuenta cómo prepara el Cinzano. “En general, lo sirvo 70/30, con mucho hielo para que llegue al tope del vaso, siempre con soda y, a veces, corto una rodajita de naranja para que le dé un toque”, cuenta Pesquera para finalizar.
Presente hace décadas en la vida de los argentinos, Cinzano une generaciones sin importar edad o género, este vermut es parte del ADN nacional, tanto como lo es la amistad.