"Construir capital social, el camino justo" por Marita Carballo
El 2023 ha comenzado con crisis globales y bajas perspectivas en lo económico para gran parte de la humanidad. Según un último informe del Banco Mundial, el crecimiento mundial se está desacelerando marcadamente debido a elevada inflación, aumento de las tasas de interés, reducción de inversiones y por la invasión de Rusia a Ucrania.
Este bajo nivel de crecimiento ( 1.7% globalmente) y de inversión empresarial agravará los retrocesos en educación, salud, pobreza e infraestructura, que ya son devastadores, así como las crecientes demandas derivadas del cambio climático. El informe de Davos 2023 concluye que el costo de vida domina los riesgos globales en los próximos dos años y el fracaso de la acción climática la próxima década. A ellos se suman la erosión de la cohesión social y polarización social, delito e inseguridad cibernética y migración involuntaria a gran escala.
América Latina ingresa al 2023 con bajas perspectivas económicas (1,3% promedio regional) y un escenario político de alta incertidumbre y serios problemas de gobernabilidad. Un informe del CIS de la UCA de Chile sobre Riesgos políticos para la región señala como los diez prioritarios : crimen organizado, retroceso democrático, gobernabilidad compleja, nuevos estallidos de malestar social, crisis migratoria, inseguridad alimentaria, polarización y noticias falsas, pérdida de competitividad, aumento de ataques cibernéticos y debilitamiento de la integridad regional.
Argentina enfrenta estos problemas y sobretodo la inflación como lo más grave a tal punto en que en una última encuesta de WIN y Voices en 39 países aparece última en la tabla por la cantidad de personas con dificultades para llegar a fin de mes.
Son fundamentalmente los gobiernos y la dirigencia política quienes deben dar respuesta a los problemas del país y su gente y también es crucial el rol de las empresas. ¿Pero qué podemos hacer los ciudadanos? Sin duda, esta nuestro voto, pero además podemos participar, estar activos actuando como control y también, cada uno en la medida en que pueda, hacer algo por los demás.
Desde hace muchos años seguimos los comportamientos de la población local e internacionalmente sobre participación en Organizaciones de Sociedad Civil y voluntariado. En los estudios internacionales no aparecemos entre los países más solidarios. Y esto no es solo por el PBI porque hay países como Indonesia y Nigeria quienes junto con Nueva Zelanda y Australia están primeros en ranking según el Índice de países más generosos de la CAF mientras Argentina se ubica en el tercio inferior de la tabla.
En nuestro país debemos construir un mejor capital social, relaciones de mutuo apoyo y confianza entre los ciudadanos y con las instituciones. Son positivas nuestras estrechas relaciones con familia y amigos que actúan como una red de contención que nos protege de difíciles situaciones que debemos enfrentar y nos dan mucha felicidad.
Pero el problema radica en que tendemos a desconfiar de todos los demás si no son de nuestro grupo cercano y esto complica la convivencia y las relaciones sociales, económicas y políticas. Necesitamos construir un mejor sentido de comunidad.
Para ello y frente a la situación difícil en que se encuentra nuestro país, la región y el mundo hoy una de las cosas que podemos hacer para poner nuestro granito de arena y colaborar en la construcción de un país y un mundo mejor es dar a otros que lo estén necesitando. Ello puede traducirse en dar tiempo siendo voluntarios o dando dinero o bienes en alguna OSC o ayudando directamente a personas conocidas o extrañas que lo necesiten mediante tiempo, cosas o dinero.
Nuestros índices de pobreza son alarmantes y hace décadas que tenemos una pobreza estructural que no podemos resolver. Muchas veces nos sentimos impotentes frente a tantas carencias, pero si en lo personal hacemos algo y son muchos los que lo hacen podemos cambiar en parte esa realidad y presionar más a los gobiernos para que cumplan su rol. Quisiera señalar algunas cosas que observamos en los estudios y que pueden ayudar en esta dirección.
Si bien Argentina no se encuentra entre los país solidarios a nivel internacional estamos mejorando y los estudios de Voices muestran datos de voluntariado que ubican el 2022 en record de voluntariado desde que lo empezamos a medir hace ya treinta años (36% hoy). Y según un estudio exhaustivo Voices/Quendar/San Andrés sobre la cultura de dar donan dinero a OSC dos de cada 10 argentinos. Aspiramos a que esta cifra crezca. Son en mayor medida los hombres, los jóvenes y los mayores de 50 años y aumenta con el nivel socioeconómico y en el AMBA.
Las causas son primero hambre/alimentos y le siguen temas de salud, personas en situación de calle y animales. Infancia y adolescencia son los públicos que más convocan.
El estudio detecta algunos prejuicios que perjudican o limitan las donaciones, como la idea que de que es solo para ricos o que son las empresas y no los individuos quienes tiene que donar. Si bien las demandas a los gobiernos y empresas son válidas los ciudadanos debemos ser parte.
También está extendida la idea que es de mal gusto decir que uno dona pero el efecto imitativo es importante. Cuando los demás ven que alguien da su tiempo como voluntario o dona bienes o dinero y que está feliz de hacerlo porque ayuda y porque lo hace sentir bien (le devuelve más que lo que da es una frase muy mencionada por los voluntarios) tendrán más ganas y más confianza de hacerlo.
De esta manera se articulan redes de ayuda y solidaridad comunitaria. Existe un alto interés en donar que no se termina de materializar: 6 de cada 10 personas se declararon predispuestas a donar dinero a OSC en el próximo año (seguro 17% + probablemente 41%) La confianza está íntimamente relacionada con la actitud solidaria. Por ello se demanda a las OSC transparencia y comunicación del destino de las donaciones y sus acciones.
La construcción de una sociedad más solidaria , empática e inclusiva es tarea de todos, gobiernos , empresas y sociedad civil. Hay que seguir trabajando en la cultura de dar para que todos puedan sentirse invitados a participar, comprometerse y, además, contagiar a otros.
Marita Carballo es socióloga. Presidente de Voices! Miembro de la Academia Nacional de Educación.